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¿Qué es el estrés?
El estrés es definido como la respuesta automática y natural, fisiológica y psicológica manifiesta en la persona ante las fuertes demandas ambientales, las cuales, pueden ser percibidas mediante su valoración cognitiva como desafiantes o que la ponen en riesgo.
Ante dichas demandas, la persona inicia un proceso de afrontamiento haciendo uso de recursos cognitivos, emocionales, físicos, conductuales, etc., a fin de generar en él estabilidad, por el contrario si excede sus propios recursos de afrontamiento le generará mayor angustia.
¿Cuáles son los síntomas del estrés?
El estrés tiene tres fases de respuesta: alarma, resistencia y agotamiento (Melgosa, citado en Naranjo, 2009). Cada una de estas fases implican señales a nivel cognitivo, emocional, conductual y fisiológico.
Cognitivo:
Pérdida de la atención, dificultad en la toma decisiones, tendencia a cometer un mayor número de errores en tareas antes sencillas, pensamientos negativos sobre sí mismo y su rendimiento, severamente autocrítico, mantiene una visión negativa del futuro y carece de planificación.
Emocional:
Pérdida de la confianza en sí mismo, irritabilidad, impaciencia, intolerancia, preocupación excesiva, ansiedad, temores irracionales, desánimo, menor dominio propio, etc.
Conductual:
Dificultades para hablar o dirigirse hacia los demás (bloqueos), disminución en las actividades sociales como salir con amigos o pareja, visitar a familiares, ir de compras, etc.; ausentismo laboral o académico, aumento en el consumo de sustancias como el alcohol, tabaco, etc.; conductas agresivas, alteración del sueño (insomnio, necesidad extrema de dormir), aparición de reacciones extrañas (tics).
Fisiológico:
Pulso rápido, sudoración excesiva, latidos fuertes del corazón, dolor de cabeza, contracciones estomacales, rigidez muscular (extremidades, rostro), respiración agitada, inquietud motora, etc.
¿Cuáles son las causas del estrés?
El estrés es producido por una o varias demandas ambientales que se encuentran dentro del ámbito de la persona: familiar, laboral, social y personales; dichas demandas pueden valorarse amenazantes y exigir una rápida reacción de adaptación, generando así angustia.
Familiar:
Dificultades en la relación con la pareja (infidelidades, maltrato, problemas sexuales, etc.), hijos con dificultades escolares o problemas adictivos, cuidado de familiares dependientes debido a enfermedades (alzhéimer, invalidez, etc.), cambios en el ciclo familiar (hijos que se van de casa, fallecimiento de hijos, cónyuge o un ser querido, jubilación laboral), etc.
Laboral:
Malas relaciones interpersonales dentro del ambiente laboral, despido o el ascenso a un nuevo puesto, exigencia y vigilancia constante por los superiores, no lograr las metas deseadas, falta de experiencia, etc.
Social:
Vivir en zonas peligrosas (presencia de pandillas, delitos, consumo o venta de droga), alejadas y de difícil acceso, con mucho ruido o contaminación, carecer de servicios básicos (luz, agua, etc.).
Personal:
Ser parte de procesos judiciales, problemas económicos, la modificación de hábitos debido a diagnósticos médicos, divorcios o viudez de la pareja, etc., carecer de tiempo realizar actividades placenteras, etc.
¿Cuáles son las consecuencias del estrés?
El estrés trae consecuencias en todos los ámbitos de la persona, generando así disfuncionalidad en la dinámica familiar con dificultad en las relaciones con los miembros de la familia afectando así al desarrollo socio afectivo de los hijos y complicaciones con la pareja.
Rendimiento bajo en las actividades laborales como académicas generando así perdidas del empleo y de estudios. Mal manejo de los recursos económicos. Mayor predisposición a padecer trastornos de depresión y ansiedad, enfermedades psicosomáticas como también físicas.
¿Cuál es la relación entre el estrés y el sistema inmunitario?
Como se mencionó antes, el estrés tiene consecuencias físicas en la persona que lo padece y el sistema inmune (defensa del cuerpo contra enfermedades) es uno de ellos.
Las experiencias estresantes activan los sistemas nervioso y endocrino los cuales segregan hormonas y neurotransmisores que afectan el funcionamiento del sistema inmunológico, reducen las células que combaten las enfermedades y nos hacen más propensos a contraer infecciones o desarrollar enfermedades.
¿Qué nos dicen las investigaciones sobre la relación estrés y respuesta inmune?
Las diversas investigaciones indican que el estrés podría alterar el funcionamiento del sistema inmunológico, generando mayor vulnerabilidad en el organismo de la persona y contraer infecciones como también al desarrollo de enfermedades.
Algunos resultados indican que en situaciones de luto, el viudo(a) muestra un mayor padecimientos de enfermedades al año siguiente del fallecimiento de la pareja, además de una inmunidad celular deprimida; por otro lado, en situaciones de separación y divorcio, tanto hombre como mujeres, muestran una menor inmunidad celular y la ausencia de actividad laboral derivaría un aumento de enfermedades.
En cuanto a la actividad académica, se ha demostrado que en periodos de exámenes la inmunidad celular se deprime.
¿Cómo evitar el estrés?
Dentro de las estrategias para prevenir el estrés es importante promover un adecuado estado de salud física y psicológica.
La actividad física frecuente promueve el buen estado de ánimo, sensación de eficacia, seguridad y una buena autoestima, además de mejoras a nivel físico como la relajación de los músculos, mejorar de la circulación sanguínea, reducción del colesterol, eliminación de toxinas, etc.; mantener un descanso de 8 horas diarias para recuperar energías.
Mantener hábitos alimenticios saludables evitando grasas y reduciendo los azúcares, tener un horario fijo de comidas y no saltarlas, comer despacio y disfrutarlas. Planificar el tiempo en función de actividades y objetivos, dedicar un tiempo libre para las actividades placenteras. Es importante resaltar que en nuestro centro de terapia para el estrés contamos con tratamientos especializados en este problema.
¿Cómo es el tratamiento psicológico para el estrés?
Los psicólogos especializados en el tratamiento del estrés orientan el tratamiento a promover herramientas de gestión de estrés en la persona, lo cual implica generar en ellos conocimientos sobre el estrés y sus síntomas tales como las respuestas fisiológicas, cognitivas, etc.; además de las formas eficaces de combatirlo.
Dentro del tratamiento también se desarrollan técnicas de relajación, restructuración cognitiva ya que la evaluación negativa de las situaciones genera mayor angustia en la persona. Se busca promover el comportamiento asertivo, dotar de estrategias para la solución de problemas, gestión del tiempo y planificación.
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